Anora, el cuento de hadas a la inversa, hizo historia en la 97ª edición de los premios de la Academia al alzarse como Mejor Película. La postergada noche del Los Oscars llegó, y para muchos, le hizo justicia a esta película dirigida por Sean Baker, un cineasta que viene del mundo indie, y que con este triunfo, refrenda la idea que los grandes éxitos pueden venir del minimalismo independiente, siempre que se cuente con una idea original y un buen cast.
¿De qué trata Anora?
Como ya lo dijimos, es una historia idílica en apariencia, que termina en un drama con tintes de humor negro. Confieso que cuando comencé a ver la película, pensé que era una versión adaptada a nuestros tiempos —con citas sexuales telefónicas y redes sociales— de Pretty Woman, la clásica y muy cursi película noventera en la que Richard Gere se enamora de una trabajadora sexual (Julia Robert) con un gran corazón, y terminan juntos y felices como si de un cuento de hadas se tratase.
Así más o menos comienza Anora, y definitivamente es evidente que el mencionado director —quien tambíen escribió el guion— se inspiró remotamente en Mujer Bonita, pero decidió que la premisa era muy cursi y que necesitaba un giro (aunque realmente el final original del libreto de Perry Woman, se sabe que era bien diferente hasta que pasó por varios productores que le cambiaron el desenlace para que pareciera una telenovela mexicana).
En Anora, todo parece un cliché de inicio y es, hasta cierto punto, una película divertida, pero que parece que nos recetará el mismo final de siempre. Hasta que a la mitad, todo cambia y la cinta e convierte en un monumento a la pena ajena y el humor un poco retorcido, que incluye la presencia de un par de maleantes que parecen una versión ácida de los villanos de Home Alone.
Pero, ¿de qué realmente trata Anora y por qué mereció ganar?
Mikey Madison es una bailarina de striptease de Brooklyn, quien lleva una vida complicada entre pagar la renta y vivir en condiciones no muy amenas con una roomie un poco abusiva. Además, que su poco glamuroso trabajo se ha hecho de algunas enemigas entre las mismas bailarinas. Sus días pasan tristes, y un poco resignados a esa vida de evadir borrachos y recibir dinero para apenas y vivir, vendiendo sexo. Entonces, un día, un joven ruso llega al centro nocturno y congenia con ella; Anora —y no lo habíamos mencionado— viene de familia rusa de parte de su abuela, y entiende un poco el idioma del chico.
Luego, él la contrata para ir a su casa a darle un «servicio» privado; las cosas comienzan a salirse de control cuando aparenta estar enamorado y la invita cada vez más frecuentemente a fiestas y hasta le pide «exclusividad»: que sea su novia por un tiempo a cambio de una renta. Y aquí podría haber sonado de fondo justamente «Rent» de Pet Shop Boys, en manos de un supervisor musical sagaz, que nos propina mucha electrónica dura para musicalizar lo que parece ser un romance de chick-flick.
Y es que incluso el espectador se siente entre las nubes cuando el millonario ruso de 23 años, le pide matrimonio a Anora en un viaje que hacen a las Vegas. Luego, regresan a la mansión y ella renuncia a su trabajo no sin antes ir presumirles a sus ex compañeras scorts, su anillo de bodas y su nueva vida.
Para eso, la protagonista ya sabe que los padres del inmaduro enamorado, son promimentes personalidades rusos—nunca se revela abiertamente, pero se deduce que son de la temible mafia armenia o que al menos, son de un círculo oligárgico muy poderoso—.
Lo que sigue, es una sucesión de momentos entre dramáticos y cómicos, que comienzan cuando loa papás millonarios viajan de Rusia a NYC a ver si es realmente cierto que su hijo se había casado con una prostituta de 27 años a la que acaba de conocer.
Sí, suena divertido, pero también nos hace sufrir y tiene momentos en que, tal como algunos de los co-protagonistas, somos testigos de lo que pasa y sentimos absoluta pena ajena.
Anora, el triunfo del cine indie
“Hicimos esta película de forma independiente. Si están intentando hacer películas independientes, por favor, sigan haciéndolo, necesitamos más. Esto es una prueba”, dijo el productor Alex Coco al recoger el Oscar.
Cabe mencionar que Megalopolis, el proyecto magistral y mal jugado de Francis Ford Coppola también ganó un premio, pero como Peor película del Año en la pasada entrega de los anti-premios Oscar: los razzies (galardón que el cineasta aceptó con ironía). Megalopolis ocupó 120 millones de dólares de producción y Anora, tan solo 6. ¿Es o no un triunfo del cine indie? Seguro Coppola nunca pensó acabar en esta situación con la película en la que invirtió incluso parte de su patrimonio.
“Hicimos esto con muy poco dinero, pero con todo nuestro corazón. A todos los soñadores y jóvenes cineastas: cuenten las historias que quieran contar. Cuenten las historias que los muevan. Les prometo que nunca se arrepentirán”, dijo la productora de Anora, Samantha Quan.
Sin duda, Anora es una buena película que brilló en este entrega del Oscar no sólo con el preciado galardón a Mejor Película, sino con cinco premios, incluyendo cuatro para su director independiente, quien ganó por mejor dirección, mejor guion y mejor edición.
Además, MIkey Madison ganó el premio a Mejor Actriz: “Seguiré apoyando y siendo una aliada”, dijo. “Toda la gente increíble, las mujeres que he tenido el privilegio de conocer de esa comunidad ha sido uno de los puntos destacados de toda esta increíble experiencia”.
