The Substance: ¿Qué tomar en cuenta para entender la sangrienta película?

«La Sustancia» retoma elementos y claves que hay que tomar en cuenta para disfrutar en toda su magnitud este poderoso relato

The Substance, la nueva película que parece que paradójicamente —dado el tema de la historia— ha rejuvenecido la carrera de Demi Moore y puesto en un pedestal a la directora francesa Coralie Fargeat, cuenta una sangrienta fábula que ha dado de qué hablar. La cinta retoma elementos y claves que hay que tomar en cuenta para disfrutar en toda su magnitud este poderoso relato. Aquí las coordenadas:

El cine de David Cronenberg

The Substance. Foto. Cortesía.

Existe una película de culto llamada Videodrome (1983) — dirigida por el director David Cronenberg— que buscaba actualizar la historia de Dorian Gray sobre la eterna juventud, premisa que aborda de forma mucho más chic Fargeat (a favor de Cronenberg, es que su cine era más bien serie B en esa época). La influencia de este director, experto en el llamado «horror corporal» —el cual explora el terror ante la transformación física— es notoria, sobre todo porque otra de sus película: The Fly (1986), también fue inspiración para la monstruosa transformación de Demi Moore en The Substance.

La discriminación laboral

El tema de las películas sobre discriminación laboral y social por edad son un tema recurrente en el cine (desde el punto de vista masculino, recordemos en otro tenor El Becario, con Robert de Niro). Pero The Substance al recurrir a la ciencia ficción (que pronto se convierte en terror) va más allá. Y no por presentar una inocente aplicación de botox. Ni siquiera una operación radical para rejuvenecer. Ni un final con moraleja en el que lo que cuenta es «el interior». No, The Substance (La Sustancia) apela al horror científico (aunque por momentos algo kitsch) al presentarnos una sustancia capaz de provocar un «milagro» sobrenatural.

The Neon Demon y otras referencias

The Substance. Foto: Cortesía.

The Neon Demon (Nicolas Winding Refn, 2016) es el complemento ideal para La Sustancia. Ambas comparten el shock y la obsesión por la perfección alcanzada a cualquier costo (aunque curiosamente algunas reseñas decian que The Neon Demon era más forma que «sustancia»). La conexión entre ambos relatos de vanidad y de monstruos que regalan la vida eterna es evidente (hasta el influencer mexicano Chumel Torres lo pudo ver). Así que bien vale la pena ver ambas películas en conjunto y acabar con una sobredosis del belleza trágica.

Feminismo modelo 2024

En The Substance Demi Moore interpreta a Elizabeth Sparkle, una estrella de cine que vive un mal momento cuando es despedida por un misógino ejecutivo llamado Harvey (Dennis Quaid), quien regentea la cadena de TV donde ella tiene un programa de aerobics (al estilo de Jane Fonda en los años 80). Ahí la primera conexión en el feminismo: la crítica a que las mujeres mayores de 50 ya no son atractivas para la audiencia (en la vida real Demi tiene 61). De hecho, tras la irrupción de la película, algunas reseñas tenían encabezados al estilo de «Demi Moore baña de su sangre feminisma el Festival de Cannes». Lo cierto es que en los 140 minutos que dura la película, los tópicos del sexismo, la mercantilización de la mujer y otros temas de la agenda feminista, pasan lista en clave thriller gore.

La ciencia ficción de The Substance

La ciencia ficción, finalmente es anecdótica en The Substance y al final, tiene más que ver con Carrie (Brian de Palma, 1978) que con Asimov. El cuerpo femenimo como objeto de cosificación ha sido una constante en el cine (aunque los tiempos están cambiando, como diría Bob Dylan), y no obstante chicas súper dotadas como Ripley de Alien (o Rain en la nueva entrega que ya analizamos aquí), es un secreto a voces que la ciencia ficción como género literario y cinematográfico, está dominado por el sector masculino. The Substance busca revertir esa tendencia, y aunque la sci-fi es el vehículo para mostrar una historia descarnada, finalmente se trata de una sutil deconstrucción del género que se agradece.

El factor Raffertie

La música del artista británico Raffertie, una fusión de electrónica y composiciones clásicas, capura privilegiadamente la atmósfera entre sórdida y elegante de la película. Raffertie comenzó sus andanzas en la escena haciendo remixes del grupo de art-rock Franz Ferdinand. El músico, está firmado por el mítico sello Ninja Tune y su más reciente EP Be It All, fue lanzado en 2018. Sin duda, un prometedor salto el que ha dado el DJ y músico inglés con el score de The Substance y que aún no sabemos para cuánto le alcanzará, pero mientras tanto, su aportación es clave (y aquí puedes comprar el vinilo fosforescente del score)

Demi Moore y su renacer

Sin duda parece una película hecha para (además de las vísceras) el lucimiento de Demi Moore, quien interpreta a una mujer desahuciada por los prejuicios y los conceptos modernos (y ni tanto) de belleza. En la vida real, la actriz vivió un periodo oscuro que casi la orilla a retirarse del cine. Sin embargo, personalmente la actriz no se ha sentido identificada por la cultura de la cancelación: «No, no creo que comparta la perspectiva de haberme sentido cancelada por mi edad. Más allá del aspecto físico externo, el tema real es cómo me relaciono con el tema del cine», relató ella misma en entrevista retomada por Excelsior. En su autobiografía, Inside Out, la ex de Bruce Willis declaró: «Durante años estuve en espiral, en un camino de verdadera autodestrucción». Y sí, parece que The Substance la reconciliará con el éxito.

The Substance. Foto: Cortesía

¿Es pretensiosa The Substance?

¿No hemos mencionado a Lynch en la ecuación, verdad? Pues sí, hay elementos oníricos del cine de este director, además de algunos pincelazos a la Kubrick (las tomas de los pasillos solitarios nos remiten al estilo de este gran cineasta). Sin embargo, pese a succionar de esas influencias, la película no cae en ese plano. El premio al Mejor Guion en Cannes quizás sea también un tanto inncesario; es cierto que la película no es tan pretenciosa como pudiera ser Poor Things (Yorgos Lánthimos, 2023) por momentos, pero tampoco es una obra perfecta. Su «terror elevado» recuerre a muchas fórmulas ya probadas y eso le resta personalidad.