Pocos directores de cine lograron lo que David Lynch hizo por el séptimo arte. Su capacidad de contar historias y de retratar el b-side la vida occidental, lo convirtieron en un cineasta de culto y más allá. Hoy, que se anuncia el fallecimiento del director, bien vale la pena mirar en retrospectiva su legado.
Cineasta —obviamente—, músico, escritor, pintor y filósofo de modernidad, David Lynch murió a los 78, como anunció su familia este jueves 16 de enero. «Con profundo pesar, nosotros, su familia, anunciamos el fallecimiento del hombre y el artista David Lynch», dice un comunicado publicado en su página oficial de Facebook. «Hay un gran agujero en el mundo ahora que ya no está con nosotros», fue una de las frases que acompañó a un comunicado emitido por la familia del director. En los años recientes, el artista había enfrentado padecimientos derivados de un enfisema pulmonar.
Sin duda, la partida del legendario director — al que reducir a lo avant-garde sería muy limitante—, marca el fin de toda una época para la historia del cine.
El cine de David Lynch
Su aportación al arte va más allá de la provocación. Si bien sus inicios indies marcaron el camino para lo que habría que venir, sin duda su estilo de hacer cine fue uno de los más genuinos e influyentes, basta ver películas actuales como La sustancia para entenderlo. Desde sus primeros y desconcertantes trabajos como Eraserhead (1977), película que concretó luego de sus aún más surrealistas cortos experimentales, se notaba que el trabajo del director era fuera de serie y que definitivamente era una de las cartas fuertes del cine de estadunidense de autor.
Blue Velvet fue otro de sus hitos —la puedes ver en Amazon Prime—. La cinta de 1986, protagonizada por un salvaje Dennis Hopper e Isabella Rossellini es un monumento a la extrañeza y al mal gusto, sin llegar al extremo de John Waters, pero con una violencia sicológica que lo inscribe en el campo de los cineastas que hay que ver con la mente abierta.
Pero por supuesto que su aura se extendió más allá del cine de culto, y además de Mudholland Drive y otras obras que mostraban una vida urbana surrealista, dejó el legado de la serie de culto Twin Peaks y sus recientes secuelas, una propuesta que redefinió el cine de misterio. Años atrás quedaban sus primeros cortos, como el de menos que duraba un minuto y que él mismo describió como: «57 segundos de desarrollo y pasión, y tres segundos de vómito». En la misma fructífera época, recibió la Palma de Oro en Cannes por su versión ácida de El Mago de Oz titulada Wild at Hear, protagonizada por una de sus actrices fetiche Laura Dern y el salvaje de corazón Nicolas Cage.
El hombre elefante y la gloria comercial
Tras ver Eraserhead, el productor Mel Brooks contrató a Lynch para realizar la versión mainstream de El Hombre Elefante, el sórdido caso real de una persona aquejada de deformaciones físicas, que es convertido en fenómeno de circo en la década de 1850. Era 1980 cuando le fue encargado el proyecto a Lych y en esos años, todo podía pasar, como que Brooks, especializado en comedia, apostara por un cinta difícil, o como que Michael Jackson después de ver la película, quisiera conseguir a toda costa comprar los restos de los huesos de Joseph Merrick, el hombre elefante. O que la película obtuviera 8 nominaciones al Oscar, eso también.
Después de esta categóricamente aceptada película, el director realizó la versión fímica de Dune (1984), película que pese a las expectativas y debido a desacuerdos de edición, fue una decepción para el mismo Lynch. Tanto, que terminó renegando de la película, jurando que nunca vovería a trabajar con grandes estudios y producciones e incluso, nunca quiso ver la nueva versión lanzada en 2021.
La última película de David Lynch se llamó Inland Empire, y cuenta con Laura Dern y Jeremy Irons en los papeles estelares. Se estrenó en 2006, y si deseas algo más actual, en Netflix está disponible el corto What Did Jack Do?, que consiste en una entrevista de Lynch a un chimpance. Y sí, puedes poner de fondo alguno de los discos del artista, como por ejemplo el Dark Night of the Soul, en el que colabora con Danger Mouse.