Hace poco más de un siglo, en marzo de 1922 en Alemania y a finales de 1929 en Estados Unidos, se estrenó una de las obras maestras no solo del expresionismo alemán, sino de la cinematografìa mundial: Nosferatu, una sinfonía del horror (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens). Aquí un recuento de las versiones de esta adaptación libre (ilegal en su momento) del Drácula de Bram Stoker.
Nosferatu, una sinfonía del horror
Nosferatu, eine Symphonie des Grauens,Alemania, 1922
Dirección: F. W. Murnau
Friedrich Wilhelm Murnau realizó una de las obras maestras del expresionismo alemán, al llevar a la pantalla la adaptación libre de Henrik Galeen (nomás guionista del Golem y El estudiante de Praga) a la novela de Bram Stoker, a la cual le cambiaron los nombres de los personajes y el título para no pagar derechos. Sin embargo, no evitaron la demanda de la viuda del autor, Florence Balcombe, que en 1925 derivó en una orden de destrucción de todas las copias del film. Por fortuna, algunas sobrevivieron dado que ya circulaban en el extranjero. La película sigue al conde Orlock (Max Schreck), quien se hace de una propiedad en Wisburg. Para adquirirla, el recién casado Thomas Hutter viaja a los Cárpatos para encontrarse con el conde. Una vez instalado en la ciudad alemana, Orlock conoce a Ellen, la esposa de Thomas, de quien se enamora. Comenzará a visitarla por las noches, para beber su sangre poco a poco, y convertirla así en su esposa. Es evidente que Nosferatu ha trascendido por su compleja elaboración. Georges Sadoul, en su Historia del cine mundial, escribió que el film estaba cargado de una poesía frenética, mientras que el crítico, profesor y cineasta Jean-André Fiesch destacó la invención de Murnau del montaje poético. Murnau, contrario a los cánones expresionistas, filmó en exteriores, con los cuales dotó de realismo a su película fantástica. También empleó el manejo de la velocidad al ralentí y a la aceleración, y el uso de la película en negativo para señalar el paso del mundo real al fantástico. Una gran contribución de Galeen a la mitología vampírica es que la luz solar hace daño a los vampiros. Además, la vida reservada del actor Max Schreck contribuyó a crear el mito de que era verdaderamente un vampiro.
Nosferatu, el vampiro de la noche
Nosferatu – Phantom der Nacht; Alemania Occidental-Francia, 1979
Dirección: Werner Herzog
Werner Herzog retomó el Nosferatu de Murnau y siguió básicamente la estructura del filme, incluso repitiendo algunos encuadres. Herzog, sin embargo, pudo usar libremente los nombres originales de los personajes. La película destaca por su excelente fotografía. Como escribió el celebérrimo crítico Roger Ebert, “tiene una calidad que se te mete en los huesos. Sería inadecuado decir que está ‘saturada’. Es rica, pesada, profunda. La tierra parece fría y sucia. No hay mucho verde y parece húmeda. Las montañas parecen escarpadas, grises, de bordes afilados. Los interiores están filmados en rojos, marrones y blancos intensos (blancos, sobre todo, para los rostros y, sobre todo, para el del conde Drácula). Es una película de una belleza notable, pero no hace ningún esfuerzo por atraernos o mimarnos visualmente. El espectacular viaje a pie y en carruaje hasta el remoto castillo de Drácula en Transilvania está deliberadamente diseñado para no parecer pintoresco”. La elección de Klaus Kinski, el actor fetiche de Werner Herzog, como Nosferatu/Drácula fue fascinante. Incluso se ha dicho que nació para interpretar ese personaje. El reparto incluyó a la francesa Isabelle Adjani, quien dota a su Lucy de una cualidad etérea. Y Roland Topor, el cofundador del movimiento Pánico, como el agente inmobiliario que manda a Jonathan Harper a su encuentro fatal con el conde, es poco menos que memorable. “Nosferatu, el vampiro”, escribió Ebert, no puede limitarse a la categoría de “película de terror”. “Trata sobre el terror en sí mismo y sobre la facilidad con la que los incautos pueden caer en el mal”. La puedes ver en Mubi.
Nosferatu
Nosferatu; EU-RU-Hungría, 2024
Direcciòn: Robert Eggers
En The Hollywood Reporter han calificado a Nosferatu de Robert Eggers como “emocionante, repulsiva y hermosa a partes iguales”. Elaborada cual pesadilla, pero conservando el nivel poético (a nivel estético y narrativo) de la original, en un tono macabro evidentemente, la película mantiene como eje de su narración esa historia romántica entre el monstruo que acecha a la joven que, sin saberlo, ha clamado por él. Lily-Rose Depp interpreta a Ellen, la protagonista de esta pesadilla de terror gótico, con una actuación alabada en términos generales por la crítica. Y aunque es una historia conocida –no por nada el Nosferatu de F. W. Murnau es un clásico que ha perdurado por un siglo–, Eggers ha sabido apropiarse de él con detalles visuales sorpresivos para mantener las atmósferas inquietantes y atemorizantes aun a costa del típico sobresalto al que el cineasta recurre con maestría. Hay un uso recurrente de las sombras y los claroscuros, al mismo tiempo referenciales que únicos, en el trabajo de cámara de Jarin Blaschke, el director de fotografía de los cuatro filmes de Eggers (La bruja, El faro, El hombre del norte y este). Y si Murnau destacó por la combinación de escenarios reales con construcciones de estudio, que dieron un giro fascinante al expresionismo alemán, acá hay una mezcla destacada entre los gráficos generados por computadora y las escenografías reales. Es de destacar la interpretación de Bill Skarsgard como el Conde Orlock (más que nada considerando sus poco convincentes papeles, como el estrepitoso fracaso de El Cuervo), pero más aún la de Lily-Rose Depp, quien es capaz de transitar de la fragilidad más vulnerable a la más macabra ferocidad en un pestañeo, dando señales de que su talento no ha sido aprovechado.
Nosferatu, el príncipe de las tinieblas
Nosferatu A Venezia; Italia, 1988
Dirección: Augusto Caminito y Klaus Kinski
Esta no es recreación ni reversión, sino una especie de spin-off que se sitúa en Venecia, Italia, y recurre otra vez a Klaus Kinski para interpretar a Nosferatu y que se alimenta de esa aura erótica del cine italiano de la época. Esta historia de estética oscura y no tan bien lograda incluyó en su reparto a Christopher Plummer y Donald Pleasence. El profesor Catalano (Plummer), experto en vampirología y ciencias ocultas, es llamado a Venecia por una familia aristocrática sobre la que pesa una maldición. La princesa Helietta le explica que una de sus antepasadas fue atraída por Nosferatu y convertida en vampiro, pero al ser atrapada, se le encerró en un ataúd. Helietta tiene un mal presentimiento que se cumple casi de inmediato con el regreso de Nosferatu a la ciudad, atraído por ella. Este la acecha en una noche de carnaval (hay un homenaje del Nosferatu de Murnau con una sombra del vampiro proyectada en la pared) y tiene un encuentro con ella. Al día siguiente, el profesor y Nosferatu se enfrentan, demostrando el vampiro su poder: se lleva a la princesa y derrota al profesor, quien se suicida. El prometido de Helietta sigue al vampiro hasta la isla donde se ha refugiado. Este, además, ha secuestrado a Anee Marie, la hermana menor de la princesa, en busca de redención, pues solo la entrega de una mujer virgen puede liberarlo de la vida eterna. La chica acepta, pero cuando están a punto de consumarlo, el prometido y su grupo de cazadores la matan queriendo acabar con el vampiro. Nosferatu aniquila a todos y luego vaga por la ciudad con el cuerpo desnudo de la muchacha en brazos.
Con cuál se queda el lector, es su decisión, la clásica tiene a su favor que es la original y que las secuelas siempre serán comparadas con esa obra de los albores del cine.