Bebé Reno continúa cautivando y ha trascendido las pantallas de Netflix para convertirse en un fenómeno viral provocativo y digno de análisis post-streaming. Y es que más allá de lo que pasa alrededor de sus protagonistas, a quienes ya analizamos en otro artículo, y que son obviamente Donny Dunn —el comediante fracasado víctima de acoso— y Martha —la perturbada acosadora a la que no desearías tener ni como amiga con derechos ni tampoco como enemiga— o el mismo Darrien —el abusivo productor que nos recuerda a tantos villanos del MeToo—, la miniserie estuvo poblada una vasta galería de personajes que de algún modo, influyeron en el rumbo de los acontecimientos.
Teri, víctima colateral
En Bebe Reno, Teresa (o Teri), inmigrante de origen estadounidense y que trabaja como terapeuta en Londres, conoce a Donny mediante una app de citas. Sin duda, Teri es uno de los personajes que sufrió daños colaterales. Primero, porque esta persona de la comunidad trans fue objeto de racismo y transfobia de parte de una Martha fuera de sí, quien al enterarse que “su bebé Reno” tenía una nueva pareja, ataca físicamente a Teri y le provoca heridas en la cabeza, además de que la embiste con ataques xenófobos y sexistas. Por si fuera poco, Teri también sufre violencia emocional por otro flanco, ya que el mismo Donny —quien está en pleno proceso de aceptar su orientación sexual— no logra encontrar una empatía completa y la relación no termina nada bien. El personaje de Teri es muy bien interpretado por Nava Mau, quien es de origen mexicano.
Keeley, la ex
Otro daño colateral. Keeley (Shalom Brune-Franklin) es la ex novia de Donny, quien ve alterada su vida y tiene que replantearse qué hacer, tras ser prácticamente abandonada por el comediante en ciernes, cuando el también bartender comienza a dejarse seducir por Darrien con tal de que lo convierta en una celebridad. Sin embargo, hay una moraleja en sus decisiones, ya que en algún momento de la historia, Keeley demuestra ser una persona leal y centrada, que sirve como contraparte y estabilidad afectiva —aunque ya no sean pareja— de un dislocado Donny que sufre tanto los efectos de las sobredosis de drogas y abusos sexuales de parte del productor aprovechado, como de sus fracasos como standupero (qué malo es) y, por si no tuviera suficiente, del espeluznante acoso de Martha. Y sí, esos conflictos son el leitmotiv toda la serie, pero Keeley, casi invisible, es quien ayuda al protagonista tanto con procurarle un hogar (la casa de su madre, donde lo hospeda pese a que ya no son novios), como comprensión y apoyo. Si Donny no la hubiera dejado, la historia hubiera sido diferente (y no, no habría serie).
Greggsy, Diggsy y Gino: Amigos y enemigos
Este trío de misóginos personajes cliché (los clásicos asiduos o empleados de bar, que bien podrían ser el equivalente a los amigos borrachos de Homer en The Simpsons), son trabajadores del antro donde inicia el desafortunado y malentendido idilio entre Donny y Martha. Veredicto: Culpables, y más por su mentalidad limitada que por alevosía, ya que sus burlas y sus acciones son simplemente producto de una masculinidad mal entendida que sigue siendo factor determinante en muchas conductas sociales modernas. Pero sí, los tres jalan del gatillo: Diggsy (Josh Finan) es quien envía un mensaje pervertido a Martha haciéndose pasar por Donny, lo que complica la confusión mental de la susodicha; Gressy (Michael Wildman), es quien con sus burlas, hace que el mismo Donny bromeé sobre su relación y crea más ideas falsas en ella producto de su probable trastorno límite de la personalidad, (como ya lo analizamos en un artículo previo), y por último Gino (Dany Kirrane) —quien es el gerente del pub— también contribuye con su bullying a que las cosas se salgan de control y tengamos serie (a costa del drama).
Daniels, el policía incrédulo
Varios de los momentos clave de la serie, se desarrollan en la comisaría donde Donny acude a denunciar el acoso de Martha, sin respuesta y frente a las predecibles trabas administrativas. En la estación policíaca, conocemos a Daniels (apostamos a que si no te decimos cómo se llama, no estarías enterado, porque parece que ni siquiera se le menciona por su nombre nunca al oficial), quien de ser un agente un tanto incrédulo ante la extraña situación de que un hombre sea acosado, termina empatizando un poco con el caso e incluso da consejos off the record al sufrido Donny. El papel que interpreta Thomas Coombes (a quien vimos en la serie Luther) es el epítome de la pasividad de las autoridades, patrón que se repite más allá de las fronteras británicas. Sí, el clásico policía burlón (aunque con buenas intenciones, descubrimos a media serie) y dependiente de un sistema, que no actúa hasta que las cosas están rebasadas. “La policía es una institución que necesita cambiar. Siempre fui consciente de la total falta de recursos disponibles para ellos, del estrés. Nuestros servicios públicos policiacos están en completo desorden”, le dijo Gadd —el actor que interpreta a Donny— al diario The Guardian sobre este tema. Por otro lado, Culver (Alexandria Riley), es la detective a cargo del caso de Donny/Martha, y seguro que no puede creer en su mala suerte porque tiene que lidiar con los dos y con los cambios de tuerca que suceden en la historia.
Los padres ¿tienen la culpa?
En el mundo de la psicología, es un lugar súper común que los terapeutas le echen toda la culpa a los padres de los traumas de los hijos (y ya nos lo habían advertido Alfred Hitchcock en Psycho o Danny DeVito en Throw Momma from the Train). Pues bien, en Bebé Reno, esa premisa se cumple porque el comportamiento de los papás de Donny, ofrece indicios de una influencia que incide de forma indirecta en el curso de los acontecimientos. Elle (Amanda Root) es la clásica madre protectora; Gerry, su padre (interpretado por Mark Lewis Jones), aparenta ser duro y hasta una persona complicada e intransigente. Cuando se revela que el caso del acoso de Martha ya raya en lo criminal, es el papá quien asume el papel frontal y responde a las amenazas de la acosadora (“Si vienes a Londres te voy a cercenar las piernas”).
Al final (Ojo: spoilers si es que estabas en una isla desierta y aún no ves la serie), hay un momento de redención y de entendimiento paterno que cierra por todo lo alto y que generó un alud de comentarios positivos y memes en las redes sociales, sobre su capacidad de aceptación paternal (y sí, se vale llorar).