En octubre de 2024, los huracanes Helene e Idalia dejaron una huella profunda, superando los récords de destrucción de 2023 tanto en velocidad de vientos como en impacto. Helene alcanzó velocidades de más de 130 mph (209 km/h), afectando áreas previamente consideradas seguras frente al cambio climático. Idalia, con vientos de hasta 125 mph (201 km/h), también trajo consigo lluvias torrenciales y dejó a su paso una devastación masiva. Este aumento en la intensidad de los huracanes está estrechamente ligado al calentamiento de los océanos, que ha creado las condiciones perfectas para alimentar tormentas más fuertes y destructivas.
El huracán Hilary, ocurrido en agosto de 2023, ya había sido un precursor de estos fenómenos extremos al tocar tierra en áreas del suroeste de Estados Unidos, donde las tormentas tropicales eran poco comunes. Hilary causó inundaciones significativas y fue el primer huracán en décadas en afectar a California, lo que dejó en evidencia cómo el cambio climático está alterando los patrones climáticos habituales y llevando los huracanes a zonas no preparadas.
El costo económico y las pólizas de seguro
El aumento en la intensidad y frecuencia de estos huracanes ha tenido un impacto directo en las primas de seguros. En lugares como Florida, que ya enfrentaba una crisis de seguros desde 2023, los costos se han disparado. Actualmente, las primas de seguro de hogar en zonas de alto riesgo superan los $5,000 anuales, y los deducibles especiales por huracanes pueden llegar hasta el 5% del valor asegurado de una vivienda. Muchas aseguradoras han abandonado estados propensos a desastres, como Florida y Texas, debido a las pérdidas acumuladas. Esta retirada de las compañías de seguros ha dejado a muchos propietarios de viviendas luchando por encontrar cobertura asequible o cualquier tipo de cobertura.
El cambio climático no solo aumenta la severidad de los huracanes, sino que también incrementa la incertidumbre en las aseguradoras, lo que ha provocado un aumento generalizado de las primas en todo el país. El profesor Charles Nyce de la Universidad Estatal de Florida señala que la combinación de mayor exposición al riesgo, inflación y el cambio climático está elevando los costos de seguros de manera drástica, afectando sobre todo a las personas con menos recursos para asumir estos costos.
Prevención y preparación
Frente a la creciente amenaza de huracanes, es fundamental estar preparados. A continuación, algunas recomendaciones clave para enfrentar estas tormentas:
- Antes del huracán: Mantente informado a través de medios oficiales y redes sociales. Elabora un plan de emergencia con tu familia y vecinos. Si vives en una zona de alto riesgo, evacúa cuando las autoridades lo indiquen y busca refugio en albergues designados. Ten a la mano un kit de primeros auxilios, víveres y números de emergencia.
- Durante el huracán: No salgas de casa o del refugio. Mantente en pisos altos si es posible y desconecta los electrodomésticos. Cierra las llaves de gas y agua para evitar accidentes y utiliza lámparas de batería en lugar de velas.
- Después del huracán: Sigue las instrucciones de las autoridades locales. Reporta heridos y evita consumir alimentos en mal estado. Verifica que las conexiones eléctricas estén secas antes de reconectar aparatos. Colabora en las labores de limpieza y espera pacientemente la restauración de los servicios.
La frecuencia e intensidad creciente de los huracanes debido al cambio climático, junto con los efectos económicos en las pólizas de seguros, subraya la importancia de estar preparados y conscientes de los riesgos. Mientras el calentamiento global continúa alterando el clima y los patrones de tormentas, es vital que tanto individuos como comunidades adopten medidas preventivas y se adapten a estos nuevos desafíos. Los huracanes como Helene, Idalia y Hilary nos muestran que los fenómenos extremos no solo se volverán más comunes, sino que también afectarán zonas que nunca antes habían enfrentado este tipo de desastres.
