Superman: La reseña, ¿es buena o mala? Superman es indudablemente un filme de James Gunn, quien tomó la dirección y el guion del que se ha convertido en el primer largometraje del DC Universe, inaugurando el capítulo 1, Dioses y monstruos.
Impregnada del humor mordaz que caracteriza al cineasta y que fue sello de la trilogía de Guardianes de la Galaxia que hizo para Marvel, y que así mismo se reconoce en la serie Peacemaker, este Superman no es una historia de origen y aprovecha el conocimiento que tiene la inmensa mayoría sobre este superhéroe para arrancar su historia con un Superman ya consolidado como el héroe de Metrópolis.
Sin embargo, Superman enfrenta la férrea oposición del megalómano multimillonario Lex Luthor (Nicholas Hoult, desatado), quien lo ha detectado como una amenaza por su condición alienígena en una clara alusión a su condición migrante, al jugar con el significado dado a la palabra alien en inglés que, como se ha visto en la desaforada campaña contra los “illegal aliens” del gobierno de Donald Trump, es hoy empleada como seria amenaza contra los migrantes indocumentados en Estados Unidos aunque también, sí, puede ser usada para referirse a extraterrestres.
Y si las alusiones políticas no fueran suficientes con ello, la campaña de Luthor contra Superman se gesta a partir de un evento que no se ve pero se menciona: su intervención para parar una invasión armada en algún lugar del mundo (probablemente Oriente Medio) entre una poderosa nación ficticia que quiere salvar a la otra de una tiranía enviando tanques y soldados armados hasta los dientes.
Este Superman, como ya se dijo, no es una historia de origen, así que ya lleva tres años combatiendo las amenazas que se ciernen sobre la humanidad de forma invicta, hasta el momento en que inicia la película y se le ve caído, pidiendo ayuda de Krypto, un perro de su planeta al que tiene a su cuidado y nomás no le obedece.
David Corenswet, quien ha tomado el papel de Clark Kent/Superman, consigue cargar con brillantez el peso de la película, mostrando la vulnerabilidad de este héroe, así como su capacidad de relacionarse y enfrentar las amenazas que crecen como bola de nieve cuando hacer lo correcto parece no ser precisamente lo correcto.
Luthor, una mente brillante, tiene a su servicio a un grupo de metahumanos (ojo, acá no son mutantes ni superhéroes y ya llevan 300 años en el planeta) capaces de hackear la Fortaleza de la Soledad para esparcir un mensaje de odio contra el héroe y a uno de nerds techies capaces de controlar remotamente a otro metahumano con los combos precisos para derrotar en combate a Superman, al que su jefe tiene bien estudiado.
James Gunn sin duda ha intentado hacer la mejor película de Superman, cuyas múltiples películas lo han vuelto el más conocido entre todos los superhéroes. Y el esfuerzo se nota y se agradece en esta época de sobresaturación de este tipo de historias. El resultado, conocido desde los tiempos de los griegos cuando se trata del camino del héroe por alcanzar su Ítaca, no es lo más importante, sino cómo se llega a él.
Con un derroche técnico impecable, que tiene su soporte en la fotografía y la edición sonora (una lástima que en la función de prensa de Ciudad de México la proyección haya fallado en el último tercio y se haya cambiado de sala, perdiendo la continuidad), un reparto de lujo que incluye a Rachel Brosnahan (Lois Lane), Edi Gathegi (Mr. Terrific), María Gabriela de Faría (The Engineer), Isabella Merced (Hawkgirl), Skyler Gisondo (divertidísimo como Jimmy), Sara Sampaio (Eve), Nathan Fillion (Linterna Verde), entre otros múltiples cameos, hicieron que James Gunn lograra la mejor película de Superman hasta el momento.
No es perfecta ni mucho menos, pero sobresale como el entretenimiento que la tenía en el radar de las películas del año, dejando un gozo esperanzador en múltiples niveles. Quédate en tu lugar hasta finalizar los créditos.