Los aficionados elegidos para participar en la Copa del Mundo de este año, que se celebra en Qatar, deben aceptar unas condiciones que les obligan a cantar como se les indica, a ver lo que se les dice que vean y a denunciar las publicaciones en las redes sociales realizadas por otros aficionados que critican a Qatar, un país conocido por su escaso historial de derechos humanos.
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