Superman, el inmigrante que ha provocado reacciones

Por fin se estrenó Superman, y el personaje de los comics aterrizó en un contexto en que Trump gobierna Estados Unidos; en un momento en que la guerra de aranceles, el tema de la inmigración y los colores de la bandera norteamericana —los mismos que luce el traje de Superman— han ondeado en las recientes manifestaciones pro-inmigración en las principales ciudades estadounidenses.

La nueva entrega de Superman ha logrado superar las expectativas. Foto: EW.

La nueva película de Superman viene antecedida por una larga expectativa y por las lágrimas de algunos de los fans de Synder —el anterior capitán a bordo de las adaptaciones del personaje en el Universo cinematográfico DC— quienes han lanzado una muy poco efectiva —e inútil más bien— campaña para boicotear el estreno y que, al menos en Netflix, se restaure toda la historia anterior con Henry Cavill personificando al héroe. Y sí, además Superman se estrena en un contexto reciente a la llamada «Guerra de los 12 días» entre Ísrael e Irán, con Estados Unidos participando en el asunto.

Superman: Números y críticas

La nueva entrega de James Gunn, que es el arranque de la nueva saga DC: Dioses y Monstruos, ha logrado superar las expectativas financieras, y recaudado hasta el corte, 217 millones de dólares en su primer fin de semana.

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El Superman de Gunn. ¿Inmigrante? Foto: DC

Con esa cifra, la continuidad está asegurada y el mundo le ha dado una nueva oportunidad al héroe de la capa roja que además, no es precisamente estadounidense, ni siquiera humano.

Superman de Gunn contra Superman de los 70 y el de Synder

Si bien la primera gran producción en el cine del personaje estrenada en 1978, fue un hito que conectó con el público de esos años —las secuelas, con el mismo Christopher Reeves interpretando a Superman/ Clark Kent no fueron la afortunadas, y mucho menos el Superman Returns de 2006 con un actor tan olvidable Brandon Routh—, el regreso a cargo de Synder mostró otra cara de la moneda: un kriptoniano temible al que la sociedad le tiene miedo por toda la carga de destrucción que es capaz de provocar, además, por su condición de extraterrestre amenazante.

Christopher Reeves interpretando a Superman/ Clark Kent. Foto: Cannon

Ese estereotipo más oscuro, le debe todo a la versión pesimista de la serie de comics llamada Injustice, que presentaba a ese Superman sombrío, semejante más a un dios iracundo que a un héroe. La premisa era interesante pero no fue bien desarrollada y si bien Henry Cavill tenía lo que se necesitaba para interpretar a Superman —incluyendo un fandom de millones de fans—, tuvo en su contra un guion complicado y poco empático que lo mostraba más como una amenaza que como un símbolo de la esperanza, como tradicionalmente se mostraba al personaje.

El Superman de Cavill, un anarquista parecido al Superman de la saga de comics Injustice. Foto: Warner.

En ese sentido, Superman representaba el lado oscuro de la inmigración: un recién llegado que provocaba problemas en un mundo ajeno, o en su defecto, un conquistador que ponía en peligro a la sociedad y que era capaz de matar, como lo vimos en la película Man of Steel con el General Zod asesinado. El nuevo Superman por el contrario, es capaz de salvar a una ardilla.

Superman, el inmigrante

La historia es la siguiente: el paneta Krypton está a punto de desaparecer; entonces, los padres de Kal-El —como se llama el futuro Superman—, lo envían en una cápsula espacial a la Tierra, con el fin de salvarlo de la inminente destrucción. Los creadores de Superman, Jerry Siegel y Joe Shuster, se basaron en la figura de Moisés en la creación del personaje, sobre todo en el origen que narraba cómo un bebé era enviado en un cesto —en el caso de Superman, la mencionada cápsula— para salvarlo de un destino fatal, viviendo en una tierra extranjera. Siegel y Shuster eran judíos, y su inspiración religiosa ha sido tema de debate. Con los años, y la adopción de los colores estadounidense en los colores del héroe, Superman se convirtió más bien en un símbolo de los Estados Unidos, en un monumento al imperialismo y el american way of life.

En la cinta de 2025, Superman es ayudado por un inmigrante. Foto: Warner.

Hoy, las cosas pintan un poco diferentes, y la nueva adaptación guarda paralelismos con otra historia más moderna: la de Invincible, serie animada basada en el comic del mismo nombre, que muestra a un héroe super-poderoso que llega a la Tierra con el fin de conquistarla. Y es que en la nueva entrega de Superman, se sugiere que los padres del kriptoniano lo enviaron con esos fines bélicos y colonizadores, y esto supone una adición novedosa —que no a todos ha encantado—, del mito de del súperheroe y su naturaleza.

Sin embargo, durante una entrevista con The Times of London, James Gunn, director y creador de esta nueva entrega, comentó: «Superman es la historia de América. Un inmigrante que vino de otro lugar y pobló el país, pero para mí es sobre todo una historia que dice que la bondad humana básica es un valor, y es algo que hemos perdido”.

Borovia es un país ficticio del universo de DC Comics, ubicado en Europa. En la película se muestra a un niño levantando una bandera con el emblema de Superman, pero con un tono amarillo y no azul y rojo. Foto: Warner.

La frase «Superman en un inmigrante» dio la vuelta al mundo y abrazó la universalidad del personaje: No más un súperpoderoso norteamericano (ni aunque haya nacido en una granja de Arkansas, región que por otro lado, es eminentemente conservadora), sino un símbolo mundial de la esperanza. Así lo plantea Gunn, desmarcándose de esa naturaleza que otros personajes como El Capitán América (de Marvel, la competencia) no pueden evitar negar.

Si Superman es un inmigrante, es de esos inmigrantes que aportan algo. No los bad hombres que mencionó Trump. Foto: Warner.

La jugada de Gunn, si bien es arriesgada, es acorde a la nueva esencia del personaje. En la película, Superman es llamado toto el tiempo «alien»—que también tienen connotación de foráneo, y no sólo de extraterrestre— por Lex Luthor, su enemigo letal, que se muestra como un ultra-derechista que inicia una carrera armamentista en un pais lejano y que además, posee los medios de información a su favor.

Además, tal como los racistas modernos, el personaje interpretado por Nicholas Hoult en la nueva versión, confunde sin pudor a «marte» con «saturno», porque para él, todo lo que viene de fuera —en este caso, del espacio— es lo mismo, haciendo un paralelismo con los anti-migrantes que consideran a mexicanos o venezolanos como del mismo país, o a coreanos y chinos como la misma étnia.

Es decir, Luthor es un equivalente a Elon Musk…o quizás es que Musk quiere ser un Lex Luthor de la vida real. El Superman de James Gunn, se enfrenta a los prejuicios xenofóbicos de su némesis, y a una guerra de fake news perpretada por sus bots (en un guiño a los Simpsons y los haters de la película, representados por simios obreros) y por medios de difusión masiva e IA, pero además, a los problemas de ser un outsider, que trata de adaptarse al mundo al que llegó, pero que sabe que es diferente.

¿El mejor Lex Luthor del cine? Foto: Warner.

Ya lo decía el grupo chileno Los Prisioneros en su canción: «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos» o el mismo Sting (ex The Police) en «Englishman in New York»: ‘Oh, I’m an alien, I’m a legal alien. I’m an Englishman in New York». Todos, hasta los europeos son aliens en el EEUU de Trump.

Y si Superman es un inmigrante, es de esos inmigrantes que aportan algo importante al país al que llegan. No los bad hombres que mencionó Trump durante el debate presidencial de 2016 con Hillary Clinton, para referirse a los inmigrantes indocumentados que, según él, cometían crímenes.

Parecían tiempos un tanto incómodos para que un héroe estadounidense —ya sea por adopción—, pacifista como Superman se pusiera de moda, pero un símbolo de la cultura pop tan poderoso siempre tiene fans multigeneracionales que caerán rendidos ante la nostalgia, aunque las nuevas generaciones lo consideren anacrónico…pese escuche música punk como se muestra en la cinta.

Superman 2025 muestra a personajes novedosos. Foto: Warner

Revelador el dato de que la audiencia latina ha demostrado un gran interés en la película con una aportación numerosa en la taquilla. Según información de Comscore (empresa de estadística) y PostTrak, un 26% del público que vio la película en su primer fin de semana era de un sector de latinos o hispanos, lo cual indica una fuerte presencia y apoyo de la comunidad latina en todo el mundo a Superman.

Sin embargo, las palabras de Gunn sobre un Superman inmigrante, ha calado hondo en algunas voces. Por ejemplo, Dean Cain, actor que dio vida al personaje en los años 90 en la serie Louis & Clark, quien declaró: «Pero hay reglas. No puedes venir diciendo: ‘Quiero deshacerme de todas las reglas en Estados Unidos porque quiero ser más como Somalia’. Bueno, eso no funciona, porque tuviste que salir de Somalia para venir aquí, así que no tiene ningún sentido. Si la gente viene en busca de oportunidades económicas, echemos un vistazo a su gobierno y por qué no tienen esa oportunidad económica (…) Y tiene que haber límites, porque no podemos tener a todos aquí en Estados Unidos (…) nuestra sociedad fracasará». Cain tachó la película de superwoke, y algunos comentaristas televisivos, muchos de ellos ex asesores de campaña de Trump, incluso bromeraon diciendo que la S de su escudo era alusiva a los Mara Salvatrucha, la pandilla del El Salvador.

Las palabras de Gunn sobre un Superman inmigrante, ha calado hondo en algunas voces. Foto. Warner.

Pero más allá de esa críticas, la cinta en realidad no es una apología woke. La película, es fiel al Superman de la edad de plata de los cómics, esa que hasta finales de los años 70, presentaba a un Superman poderoso pero capaz de sufrir y además de buen boy scout, un tipo inmiscuido en los problemas del mundo tal como vemos en la película, cuando rescata a una nación en peligro en el Medio Oriente…¿Ísrael o Palestina? Gunn se lava las manos sin decir nada concreto, lo que sí, ha confundido un poco a los fans.

Pero lo que no es, es una cinta woke: y sí se extraña que no hay guiños a la comunidad LGBT, ni tampoco es que hayan presentado a un Superman afroamericano —aunque sí estaba en los planes futuros de Warner / DC, pero el CEO David Zaslav, documenta Wall Street Journal, desestimó el guion por considerarlo “demasiado woke” y porque tras el fracaso de Blancanieves de Disney, no andaban para eso—.

Krypto, en su debut en live action. Foto: Warner

Además, de cierto modo la cinta atenta contra ciertos valores del mismo wokismo, y hay quienes se han quejado de que el personaje de Lex Luthor es demasiado «machista» y que agrede a sus empleados. Al parecer no se han dado cuenta de que se trata de, oh sorpresa, ¡un villano que hace cosas indebidas como matar o ser mala persona!

Lo cierto es que el nuevo Superman, presenta un evidente un alejamiento de la visión nacionalista y centralista de Estados Unidos, buscando una narrativa incluyente con los valores humanos.  Y eso es un acierto. Lo malo, que Trump no lo entendió así, y pese a representar a la figura más anti-inmigrante de la que Estados Unidos tenga memoria, ya se subió al barco y la cuenta de Instagram de la presidencia, publicó una foto de Donald Trump, caracterizado como Superman. El post editado con IA, está acompañado de las palabras ‘Truth’ (Verdad), ‘Justice’ (Justicia) y la frase ‘The American Way’.

David Corenswet es el nuevo Superman. Foto: EFE

Y pues ahí el mensaje de que Superman era inmigrante, adquiere connotaciones difusas. Sin embargo, sabemos que Trump suele subirse a cuanta oportunidad se preste, como con la foto donde salió ataviado del nuevo Papa.

Lo que es una realidad es que el Superman de Gunn, abre una nueva brecha y un nuevo camino que no es ni de derecha ni izquierda, y que retoma los ideales universales del personaje.