Love n’ Covid are in the air. Con una pandemia, es difícil sobrellevar este sentimiento llamado amor. Parejas bi-nacionales fueron separadas, familiares sin poder verse, abrazarse. El amor, el lazo humano más importante, se vive diferente con una pandemia. Aun así, muchas parejas aprendieron a mantener vivas sus relaciones sin importar la distancia.
Ante esta pandemia, el amor enfrenta restricciones ante un mundo paralizado. Parejas se extrañan tras fronteras amuralladas. Vemos citas románticas solo en Netflix. Ya ni siquiera Tinder es igual, pues se hacen matches por aburrimiento. Sin lograr concretar una cita, todo se desvanece tras un efímero clic.
Amor es esa profunda alquimia que nos enlaza. Desata esa pasión adolescente que inunda los parques durante primavera. Las hormonas a punto de ebullición. Nuestra zona de confort se mueve con el amor.
Afiebrados, próximos a enloquecer, escribimos poemas, olvidamos al mundo entero, atreviéndonos a todo por esa persona especial. Enamorados caminamos como en un terremoto permanente. Shakespeare decía: el amor reside en los ojos. Si eres afortunado, en esas miradas cómplices nacerá ese sentimiento tan buscado.
Los latinos somos apasionados. Vivimos con intensidad pasiones como el fútbol, la música; todo se vive intensamente. ¿Quién no ha gritado al televisor cuando hay partido o derramado lágrimas con alguna canción? Imagínate cómo vivimos el amor.
El amor alimenta nuestra existencia; pero esta pandemia vino a quitárnoslo repentinamente.
La odisea: conquistar con pandemia
Haya pandemia o no, cuando encontramos al ser indicado, deseamos comenzar a escribir nuestra propia historia de amor. Pero el camino al corazón del elegido es difícil; está pavimentado con cadáveres, empuñando con flores secas y fantasmas que deambulan por la friendzone.
Conquistar a esa persona requiere prioridad en tu vida. Requiere sufrir una metamorfosis, ser una mezcla entre un gran estratega, como Churchill, o un poeta parecido a Lord Byron y un encantador tipo como Jason Momoa. Todo fusionado con Bob el constructor.
Lo harás porque aquella persona maravillosa lo vale. Vale los mil mensajes y llamadas, horas dedicadas a planificar una cena por videollamada o en un parque. O esa reflexión profunda buscando el regalo perfecto, rezando para que la paquetería llegue a tiempo.
El amor saca todo tu potencial. Cuando ese amor es correspondido, tu cerebro inunda todos tus circuitos con oxitocina, dopamina u otras sustancias. La alegría inflama tu corazón y tu sonrisa se torna jodidamente estúpida. Cerrando los ojos sabrás que es por esa nueva conexión.
Amor, ese intercambio energético con otro ser humano, donde la magia existe; todo es posible. Imagina por un segundo que lo lograste. Pero repentinamente, llega una pandemia.
Amor desafiado por una pandemia y distancias interminables
Atesoro una gran amistad con Andrés, un solitario verdadero, un lobo estepario. Por ello, me sorprendió muchísimo cuando mencionó que se enamoró de Elaia, una maravillosa chica vasca. Doctora, enamorada de la vida y naturaleza.
Elaia le comentó un Instagram post, una foto del Sur de Chile. Con un simple «qué bonito» surgió una conversación que concluyó con unas intensas vacaciones en España, país Vasco, donde vino riojano brota libre desde la tierra.
Pero llegando esta pandemia, debió dejar las tierras del euskera. Su amor era amenazado por distancias: un océano. Sin embargo, no se rindieron, pese a diferencias horarias y extensas horas laborales de Elaia; intentaron mantener contacto fluido y constante. Pronto, sus discusiones por video se hicieron más frecuentes e intensas.
Llegaban como una tormenta inesperada. Eran repentinas, potenciadas por una fuerte frustración. Una mirada distraída, un mal comentario llevaba a cortar una llamada, traducida como un portazo en la cara.
Necesitaban hacer algo o esta pandemia se llevaría todo al carajo. Entonces se dieron cuenta que no estaban solos. Miles de parejas luchaban por su amor con Love is not Tourism.
¿Qué es Love is not Tourism?
Es un movimiento internacional dedicado a reunir a parejas bi-nacionales y familias forzadas a estar separadas por fronteras cerradas durante esta pandemia.
Están luchando por conseguir excepciones para su situación para lograr reunirse con sus seres amados. Se manifiestan con peticiones en change.org y hashtags en todas las redes sociales. Dinamarca fue iniciador para comenzar a permitir viajar a parejas separadas por la pandemia. Otros países les siguieron y muchos otros continúan luchando.
Elaia y Andrés se unieron al movimiento. Siguiendo consejos de otras parejas, planificaron sus rutinas juntos. Vieron las mismas películas, compartieron cenas románticas, su rutina diaria. Intentaron sexo virtual, pero terminaron muertos de risa. También compartieron esperanzas del mañana, planeando un futuro juntos y todas las cosas buenas que les esperan.
En países latinoamericanos, los viajes tardaron meses para hacerse realidad, porque COVID-19 llegó con desfase y los gobiernos son más propensos a ser ineptos. Elaia pisó suelo chileno a fines del 2020, tras jornadas extenuantes que hacían palidecer el viaje del Hobbit Frodo. No había tantas tramitaciones en Tierra Media, ni tantas pruebas PCR. Un abrazo y un veloz matrimonio cauterizaron una historia de amor fracturada por esta pandemia.
Cómo cuidar tu relación cuando hay pandemia y distancia
A los chicos y chicas del movimiento Love is not Tourism, les sobra resiliencia. ¿Pero qué mantiene vivas sus relaciones a pesar de la distancia? Bueno, les pregunté en su grupo en Facebook. Estas fueron algunas de sus respuestas:
Resumiendo sus propias palabras: Amor, esperanza del futuro reencuentro. Vivir su relación con honestidad, compromiso y comunicación. Llegar a este punto los hace saber que no hay nadie mejor para ellos.
Claro que está que no es la primera ni será la última catástrofe donde el amor se ve desafiado. Guerras, migraciones, devastaciones o pandemia son parte de nuestro anecdotario como especie.
La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Alexiévich recopila historias límites de mujeres que lucharon en el frente soviético. En ese terrible momento, el amor fue esa chispa que les permitió sobrevivir. Un vínculo a una humanidad perdida entre fuego y muerte.
La muerte es parte de la vida, tal como la incertidumbre y cambio, no hay que bajar los brazos. Estar lejos de quien amas parece traer tremendo desgaste emocional, no hay duda. Pero si una relación puede sobrevivir distancias y tiempo, hay amor del bueno.
Puede superar todo, incluso cataclismos y el mismísimo Apocalipsis. Definitivamente, no son los grandes eventos los que derriban al amor. Son los pequeños detalles de los que debes cuidarte porque son el agua que desgasta la piedra.
Es dejar de prestar atención a tu pareja cuando te habla. Es dejar ropa tirada en el piso, son las pequeñas mentiras innecesarias. Estos detalles son más peligrosos para tu relación que el pequeño bicharraco que ha hecho al mundo perder la cabeza.
