
Comunicadora de ideas que merecen ser contadas.
Si los trabajadores se quejan de las condiciones o piden ayuda, normalmente son intimidados y amenazados por sus empleadores. Así nos lo contó un migrante que trabajaba en las obras del estadio Jalifa: “Fui a la oficina de la empresa, le dije al gerente que quería irme a mi casa [en mi país] porque siempre recibía la paga con retraso. Me dijo a gritos: ‘Sigue trabajando o no te irás nunca’”.
Mohammad, que trabaja en el mantenimiento de zonas verdes de la Aspire Zone, explicó: “La empresa tiene mi pasaporte. Si cambia mi estado de financiación, me enviarán de vuelta y tengo una gran deuda pendiente […] Quiero que me devuelvan mi pasaporte [y] el campamento no está bien, dormimos ocho en una habitación; son demasiados. Pero no puedo quejarme [porque] me echarían del trabajo”.
Fuente: Amnistía Internacional.

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