Facebook Pixel Code Gordofobia: La normalización de la violencia
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Gordofobia: La normalización de la violencia

Gordofobia: La normalización de la violencia

Gordofobia La normalización de la violencia

¿Alguna vez has sentido que te discriminan por el simple hecho de existir?

Las personas con sobrepeso viven una violencia normalizada constante, en todos los ámbitos de la vida, desde el laboral hasta el afectivo, esta discriminación es estructural y sistemática, es decir, que la podemos encontrar en todas partes y se ejerce sin ser cuestionada.

Con el paso del tiempo, la sociedad ha impuesto una serie de estándares de belleza en los que los cuerpos delgados son el ideal a alcanzar, son los cuerpos saludables, los cuerpos que merecen reconocimiento y aceptación; mientras que los cuerpos gordos reciben severas críticas por el solo hecho de serlo.

Tan solo en la Ciudad de México más del 10% de la población es discriminada por el hecho de tener sobrepeso, como si el mundo no fuera lo suficientemente complicado como para tener que sobrevivir a las burlas y señalamientos de la sociedad.

Impacto de la gordofobia

La gordofobia puede causar serios estragos para las personas que viven este tipo de violencia, algunos de ellos son:

Impacto de la gordofobia (1)

Además de todo lo anterior, las personas gordas deben enfrentarse a un mundo diseñado para personas delgadas, así es, los espacios públicos y medios de transporte, probablemente han tenido que pasar por la incomodidad de no caber en el asiento del metro, del autobús o del avión.

Gordofobia hacia las mujeres

Gordofobia hacia las mujeres

Este tema golpea de una manera un tanto más agresiva a las mujeres, de las cuales siempre se espera “ser bonitas” y ”tener un cuerpo estético” .

Frases como “esconde esa panza” o “a las gordas nadie las quiere”, acompañan el discurso violento hacia la apariencia de las mujeres gordas, las cuales tienen el mismo derecho a ser respetadas que cualquier otra mujer.

Si lo analizamos en un simple hecho cotidiano tenemos un resultado contundente, por ejemplo, es mucho más probable que veas a un hombre gordo en la playa mostrando su panza que a una mujer gorda en bikini.

Este tipo de situaciones son verdaderamente indignantes, nadie debería esconder su cuerpo solo porque la sociedad castiga con acciones y palabras a quienes no encajan en los “estereotipos de belleza”. 

Por otro lado, están las mujeres rompiendo esquemas como lo hizo recientemente la actriz Michelle Rodríguez al posar de una manera elegante y sensual para la portada de la revista Marie Claire, mientras que ella se sintió cómoda con su cuerpo, otras personas aprovecharon para lanzar sus comentarios negativos y denigrantes hacia ella.

Violencia médica: La salud no es lo primero 

En internet hay infinidad de activistas y testimonios de personas gordas exponiendo situaciones de discriminación por parte del personal médico, quienes no les brindan un buen servicio por “tener sobrepeso”.

Plataformas como STOP Gordofobia muestran los casos de personas gordas que acuden al médico por algún malestar, mismas que son ignoradas y mandadas a casa para después descubrir que tenían cálculos biliares, asma, cáncer y hasta embarazos no diagnosticados por la negligencia de las y los médicos.

Este tipo de situaciones marcan el precedente del porqué algunas personas gordas prefieren no acudir al médico, por ese miedo a ser juzgadas y mal diagnosticadas, poniendo así su salud en riesgo.

El mundo laboral, un duro campo de batalla

Encontrar trabajo en estos tiempos es una situación que puede tardar meses, y para las personas gordas tal vez un tanto más.

Diversos estudios de universidades de Colombia, Australia, México y España, descubrieron que el peso es un factor determinante de exclusión laboral: las personas gordas cuentan con menos posibilidad de acceder a un empleo que las delgadas, así como con salarios más bajos. 

Un ejemplo de esta exclusión es la activista Karla Wasabichi quien ha expuesto sobre el tema en diversas plataformas, narrando como uno de sus jefes en una ocasión la mandó a la oficina del fondo porque “no quería que lo primero que vieran al entrar a su empresa fuera a alguien como ella”. 

En ningún lugar debería ponerse en duda tus capacidades, ni debería ser tu peso un determinante para ser candidata o candidato a un puesto laboral.

Salud física y emocional

Salud física y emocional

En cuanto al ámbito de la salud, las personas gordas, además de sufrir la violencia médica, también padecen de trastornos alimenticios como lo son la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón, de los cuales 9 de cada 10 son de mujeres según datos del IMSS en México. 

Los trastornos vienen de la mano con la salud emocional, pues surgen a partir de las inseguridades y el dolor de no sentir la aceptación de otras personas por no cumplir con el estándar de delgadez impuesto por la sociedad.

La presión y ansiedad que lleva a las personas gordas a entrar en dietas va afectando la relación que tienen con su cuerpo y las lleva a tomar decisiones que dañan su salud física y su paz mental. Activistas como Priscila Arias, mejor conocida como “La Fatshionista” habla de ello en diversas plataformas para concientizar a la sociedad y ser el apoyo de otras y otros que tal vez estén pasando por lo mismo. 

Rechazo sexo-afectivo

La forma en que se representa a las personas gordas en los medios de comunicación siempre es con una carga negativa en donde se refleja enfermedad, torpeza y hasta fealdad. 

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Todo lo anterior tiene como consecuencia que las personas gordas tengan dificultades para establecer vínculos sexo-afectivos porque no son consideradas personas deseables ni deseantes, además de fortalecer la burla y la invisibilidad de las mismas.

Un ejemplo claro de esto es la película “Shallow Hal”, en donde el protagonista, interpretado por Jack Black se enamora de la chica, interpretada por Gwyneth Paltrow porque su visión está nublada y la ve como una mujer delgada cuando en realidad es una mujer gorda. Es entonces cuando te preguntas ¿el hecho de ser gorda implica que no eres sexy y, por lo tanto, digna de ser deseada?  

Palabras, moda y otros grises

Hay otros matices de la gordofobia dentro de la sociedad:

La utilización de la palabra gordo o gorda para insultar es un claro ejemplo de lo impregnada que está la gordofobia en la sociedad, ya que se hace uso de un adjetivo calificativo para humillar y ofender.

El deporte puede ser un terreno peligroso para las personas gordas, puesto que existe una internalización de la gordofobia. Se piensa erróneamente que ser gordo implica no hacer ejercicio, lo cual no es del todo cierto. Esto genera miedos e inseguridades en las personas gordas a la hora de participar en actividades deportivas. Surge entonces la pregunta: ¿se espera que hagan ejercicio para adelgazar o que sean delgadas para poder hacer ejercicio?

Además, las personas gordas enfrentan dificultades para encontrar ropa, ya que la industria de la moda se enfoca en un tipo de cuerpo específico. Esto convierte el derecho a vestirse en un desafío para muchas personas. A esto se suma el hecho de que la ropa disponible no siempre coincide con lo que realmente desean y buscan para expresarse a través de la moda.

¿Cómo frenar la gordofobia?

Todas y todos debemos comenzar por concientizar el nivel de gordofobia que tenemos y entonces hacer algo al respecto. Otros puntos importantes para erradicar este fenómeno tan dañino dentro de la sociedad son:

Detener la cultura de las dietas, fomentando una relación sana de los cuerpos con la comida, comer lo que deseas sin dañar tu cuerpo.

  • Dejar de utilizar las palabras gordo o gorda como insulto.
  • Señalar las burlas y chistes hacia la gente gorda para detener el acoso y el bullying.
  • Entender que el deporte es una actividad recreativa para todo tipo de cuerpos.
  • Visibilizar la diversidad corporal, reconociendo y haciendo referencias positivas hacia los cuerpos gordos. 
  • Levantar la voz por la inclusión laboral.

Y sobre todo debemos dejar de opinar sobre los cuerpos de otros y otras, recuerda que nunca sabemos por la situación por la que está pasando la otra persona ni lo grave de una burla o comentario.

No tenemos derecho de hablar sobre otro cuerpo que no sea el nuestro, porque eso además de ser una falta de respeto, es un acto irresponsable y vil que solo trae consecuencias negativas tanto para quien recibe la crítica como para quien la pronuncia.

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