Consultora de imagen y comunicación personal. Directora en Cambiarée.
A través de la historia, las intenciones del uso de la vestimenta ha evolucionado a la par de nuestras actividades y necesidades. Ya sea para protegernos del clima, por pudor o para diferenciarnos de algunos grupos o pertenecer a otros, la ropa nos ha servido para expresar nuestra personalidad e individualidad.
Con la vestimenta también se expresan dogmas religiosos, gustos por equipos deportivos, hasta simplemente el estado de ánimo.
La importancia de nuestra vestimenta en la primera impresión
En la actualidad, sabemos que la vestimenta va más allá de seleccionar textiles para cubrirnos. La ropa que elegimos influye en la impresión que damos a las personas con las que interactuamos. El profesor en Psicología de la Universidad de Princeton, Dr. Alexander Todorov, ha demostrado, después de años de investigación, que la primera impresión se puede crear en menos de un segundo.
Más que un tema de “gustos”, vestirnos implica un proceso cerebral donde emitimos rápidamente una valoración sobre otros. Tal juicio deriva de factores superficiales como el aspecto de la persona, su rostro, gestos, higiene, ropa, estilo, etc.
Y aunque esto pareciera frívolo y ajeno para algunos, la realidad es que estos temas implican a casi cualquier persona, pues la vestimenta refleja parte de nuestra personalidad.
Entonces, hablar de “estilo” no es hablar de moda, sino de la manera en que te presentas ante los demás. El conjunto de tu estilo (imagen física, lenguaje verbal y no verbal) es la base de tu comunicación personal e impacta directa o indirectamente en el mensaje que quieres transmitir.
Además, nuestra vestimenta no solo influye en la percepción que los demás hacen de nosotros. También influye en cómo nos percibimos, así como en nuestro estado de ánimo y comportamiento.
Nuestra ropa puede influir en nuestro comportamiento
La Dra. Karen Pine, profesora de Psicología de la Universidad de Hertfordshire, lo explica en su libro Mind What You Wear: The Psychology of Fashion. Las prendas pueden influenciar de varias maneras sobre nosotros, una de ellas es por el “significado simbólico”. Es decir, cuando adoptamos las características asociadas a dicha prenda.
Tal conclusión se obtuvo con un experimento en el que solicitó a un grupo de estudiantes que asistieran a clases vestidos con camisetas de Superman. El resultado fue que los voluntarios se describieron a sí mismos como más agradables, más fuertes y superiores al resto de sus compañeros.
Otra manera en que la vestimenta nos influye es a través de los recuerdos. Por ejemplo, hay quienes tienen una prenda “de la suerte”, quizá la sudadera de la universidad o de cuando tu equipo fue campeón, el vestido que llevabas cuando conociste a tu pareja o esa prenda con la que te sientes fabulosa.
Cuando utilizamos alguna prenda que para nosotros es importante, “se desencadenan recuerdos positivos que, a su vez, provocan la recreación de las mismas respuestas emocionales.”
Dra. Karen Pine en entrevista para el periódico ABC.
También en actividades físicas como ir al «gym», la vestimenta juega un papel importante. Quienes acuden a estos lugares, sobre todo mujeres, dicen sentirse más motivadas y hasta con más energía al momento de ponerse sus leggins y playera deportiva. Es como si esto les cambiara el chip en su cerebro diciéndoles: ¡Estamos listas para ejercitarnos!
Karen Pine llama a este proceso “cognición investida”, lo cual implica que la ropa afecta nuestros procesos mentales y percepciones y puede cambiar nuestra forma de pensar. La ropa que vestimos influye en los procesos psicológicos; condicionar nuestro estado de ánimo y rendimiento. Lo que usamos tiene consecuencias cognitivas, sociales y emocionales. Por lo tanto, la ropa tiene el poder de cambiar nuestras mentes, según reafirma la doctora Pine.
Existe una relación entre lo que vestimos y nuestro estado de ánimo
No solo la ropa afecta nuestro estado de ánimo, también sucede al revés. Es decir, nuestro ánimo también influye en el outfit que seleccionemos. En otro experimento se les pidió a cien mujeres que compartieran qué ropa suelen utilizar cuando se sienten deprimidas.
- Más de la mitad respondió vestir jeans y solo un tercio mencionó usar jeans cuando están felices.
- 57% viste camisetas o blusas holgadas (solo el 2% dijo hacerlo cuando se sienten felices).
- 62% respondieron que había 10 veces más de posibilidad el de vestir un vestido bonito cuando se sintieran felices.
Los colores también juegan un papel importante a la hora de vestir. Cuando quieres pasar desapercibida elegirás tonos neutrales, pero cuando estás contenta tus elecciones serán colores vibrantes y llamativos como el amarillo y el naranja.
Finalmente, la profesora Pine llegó a la conclusión de que hay una relación entre la vestimenta y los estados de ánimo. Por ejemplo, las personas con depresión a menudo pierden el interés en su aspecto y no desean destacarse.
Casos de influencia a través de la vestimenta
Un caso muy sonado en 2019 y que ha vuelto a sonar por la serie de Netflix, es el de Ana «Delvey» Sorokin, quien se hizo pasar por millonaria y engañó a las élites neoyorquinas. Gran parte de su éxito derivó de su gusto por la alta costura; portar prendas de diseñadores de lujo le dio la oportunidad de hacer más creíble que era una persona de dinero.
En su juicio continuó portando prendas de diseñador, aunque algo mezcladas con low cost. Como elemento adicional a la manipulación de su imagen durante el juicio, vistió ropa que la hacía ver dulce e inocente.
Otro caso muy reciente es el televisado juicio entre Johnny Depp y Amber Heard, en el cual hemos visto a Heard vestir igual a Depp. Incluso, ha portado el mismo prendedor de abeja, el cual es un sello característico de Johnny Deep. Esto se ha interpretado como una forma de manipulación por parte de la actriz para enviar una falsa señal de amistad y tal vez influir en el veredicto.
Es claro que la vestimenta puede ser utilizada como una herramienta a tu favor y no solo en la imagen que quieres proyectar, sino en qué actitud quieres tener y cómo te quieres sentir.
Como dice Karen Pine: ¡si te vistes profesional, te sientes profesional!