Conoce la historia de México sin aburrirte en el proceso
Imagina estar sentado en un salón de clases, con la puerta abierta y nuestro maestro de historia recitando un libro de texto tan aburrido… que una “Mañanera” de Andrés Manuel López Obrador, es contenido atractivo. Eso pasaba antes, y sigue sucediendo ahora en la educación en México.
La historia ha sido relegada al tedio de quienes la enseñan y el aburrimiento de quienes la tratan de entender. Los mexicanos merecemos una cachetada grupal por no aprender de los errores del pasado. Por eso, con Mexicanadas Mexicanísimas quiero evidenciar las cosas interesantes que han pasado en México, y como la historia ha sido contada a conveniencia de unos cuantos.
Me gusta aprender más allá de sólo hechos y fechas, las historias de fondo son las que me interesas. Es una ironía del destino, que los héroes con el tiempo suficiente en una posición de poder, se convierten en los villanos. Me impacta como el ser humano se toma asimismo demasiado enserio.
Los Niños Héroes; ni tan niños, ni tan héroes
La historia de los Niños Héroes es una mentira socialmente tan bien aceptada y mexicana como las prestaciones de ley, las frases “Mañana te pago» o “No hay sistema”.
La historia de los valientes cadetes que defendieron el Colegio Militar de Chapultepec en 1847; ha sido taladrada en el psique popular mexicano e internacional. Ejemplo de ello, la referencia al evento histórico en uno de los capítulos de Los Simpson.
Nos han contado una historia sin pies, ni cabeza. Se supone que durante el asedio del ejército americano al Castillo de Chapultepec, se les ordenó a los cadetes retirarse; pero 6 valientes niños se quedaron a defender lo que quedaba del honor nacional. ¿Niños? La primer inconsistencia, porque no eran ningunos niños, a lo mucho adolescentes que oscilaban entre los 12 y 20 años.
El 13 de Septiembre de 1847, cerca de 800 soldados mexicanos, y 400 hombres del batallón de San Blas, sumándose medio centenar de cadetes; entre los cuales estaban los niños héroes, defendieron el castillo de Chapultepec. México perdió la Batalla y los americanos se quedaron con Chapultepec y la Ciudad de México por 2 años aproximadamente. Entonces ¿Por qué los llamaron héroes?.
La legitimidad de la historia de bronce está en duda
Esta historia no se trata de héroes lanzándose por acantilados para rescatar la bandera Mexicana de tropas enemigas, ni de la valentía de nuestros cuarteles militares; esta historia trata de lo lejos que puede llegar el político mexicano para no perder el poder.
En 1947, Miguel Alemán, presidente de México en aquella época, se emocionaba por ser el primer mandatario mexicano en recibir al presidente de Estados Unidos, Henry S. Truman.
Los americanos tuvieron un gran recibimiento por parte del gobierno de México. Después de todo el agasajo; el equipo de logística y protocolo de Truman decidió visitar el monumento a los héroes caídos. La opinión pública estaba en contra. La gota que derramó el vaso, fue Harry Truman diciendo: «Un siglo de rencores se borran con un minuto de silencio». Lanzó una bomba al orgullo nacional.
Una solución rápida para un país derrotado y sin ídolos
El PRI (Partido Revolucionario Institucional) preocupado por el revuelo en la población por la visita de Truman, aplicó la técnica «un clavo saca a otro clavo». En ese momento nació la historia que hoy conocemos sobre Los Niños Héroes.
En esos días se habían descubierto unos restos óseos a los pies del cerro de Chapultepec; que curiosamente coincidían con las épocas en las que la batalla había pasado. Miguel Alemán declaró que eran los restos de los héroes de la batalla de Chapultepec; no cualquier tipo de héroes, los Niños Héroes. Incluso el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) apoyó la autenticidad. ¿Quién iba a contradecir al Sr. Presidente?
Entonces, para coronar el “nuevo descubrimiento” que traería de regreso el nacionalismo ramplón que manejaba el PRI durante esos años; Miguel Alemán mandó construir el nuevo monumento a los Niños Héroes. Ahora conocido como el Altar a la Patria, que se inauguró a finales de su sexenio en 1952.
