Los tiempos han cambiado y cada vez es menos común ver parejas en las que el hombre se hace 100% cargo, como pasaba en la época de nuestras abuelitas, que estaban solo en casa para el cuidado de los hijos y del hogar.
No es que los hombres hayan dejado de ser caballeros, simplemente, existen diversos factores que han influido en el dichoso 50-50. Uno de estos factores es que las economías actuales son muy diferentes a las de hace unos años. Por ello, observamos cada vez más a mujeres contribuyendo económicamente. Sin embargo, es importante aclarar que esto no significa necesariamente que contribuyan en un 50% para mantener una división «igualitaria».
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En realidad, lo más sano y coherente es que la contribución se distribuya respecto a los acuerdos personales y las posibilidades individuales de cada uno. Sin embargo, aún hay hombres que consideran que eso no debe ser, mientras algunas personas dicen que hay una línea muy delgada que puede caer en lo tóxico. ¿Tú qué piensas?
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¿Equidad o abuso?
El mundo ha cambiado y con ello las relaciones sociales, en donde algunas mujeres se sienten ofendidas si el hombre paga todo, ya que supuestamente las ata de manos y las muestra vulnerables por depender del sexo opuesto.
Para otras, la ofensa recae en que se le está “quitando” el rol de género a los hombres. Históricamente, ellos han sido vistos como la figura proveedora. Sin embargo, si seguimos esta línea de pensamiento, nos enfrentamos a un supuesto problemático. Implicaría que deberíamos asumir que la mujer debe quedarse en casa realizando las labores domésticas y cuidar a los hijos. Idea que tampoco es del agrado de todos y es en este punto donde el debate comienza a desarrollarse.
Cabe mencionar que las mujeres tienen ahora mayor acceso a la educación. Han demostrado que cuentan con la capacidad suficiente para ejercer en puestos de gran responsabilidad. Sin embargo, la brecha salarial y los clichés siguen estando bastante arraigados. Esto complica que las cosas sean 50/50.
Evidentemente, cuando hablamos de relaciones interpersonales, no hay un punto correcto, siempre habrá opiniones divididas basadas en ideologías muy distintas.
Nunca habrá un 50/50
Para Michelle Obama, las relaciones de pareja no funcionan a mitades, pues en más de 30 años de matrimonio en el que enfrentó varias crisis, en ocasiones las cosas tenían que ser 60/40, 70/30, en fin ahí dependía de las circunstancias que atravesaban como equipo.
“El matrimonio no es 50/50, nunca”, enfatizó.
Es muy cierto lo que dice la ex primera dama de los Estados Unidos. No siempre estamos en igualdad de condiciones con nuestra pareja. Pues habrá ocasiones en que a uno le vaya mejor que al otro y sobre todo que no debemos minimizar el trabajo de las mujeres en casa. De cierta manera ellas ya están apoyando con su 50% y vaya que es una ardua labor.
Lo que sí es un hecho es que es de vital importancia el amor, la confianza y buena comunicación con la pareja. Para qué abordar los temas económicos no sea una incomodidad, sino un escucharse y comprenderse y saber llegar a acuerdos.
Aquí la cuestión no es sobre «deberle algo» a la otra persona. Nadie debería tener derechos sobre ti solo porque paga. Lo correcto sería considerar esta acción como un acto de compartir, porque te interesa la otra persona, y en esencia, se trata de apoyarse mutuamente.
¿Cómo manejarlo?
- Que hablar de dinero no sea un tabú, aunque este no debe combinarse por completo, siempre es bueno que cada quien tenga una parte para sí mismo.
- Pueden dividir cuentas, por ejemplo: Una para el ahorro, otra para viajes, una para facturas, presupuesto de emergencia, etc.
- Lo idóneo es que cada quien contribuya en proporción con sus ingresos.
- No tengan miedo en buscar un planificador financiero, ¡no tienes idea de lo mucho que puede ayudarlos!
- Ser empático cuando el otro (a) se haya quedado sin trabajo y no pueda hacer las mismas aportaciones por un tiempo.
La base se centra en encontrar un equilibrio para ambos, tomar en cuenta a la otra persona y ser consciente que con tiempo, dinero, comprensión, cada quien aporta a su modo. Lo más sano es que desde un principio se hable claro, establezcan acuerdos y que estos se renueven constantemente.
