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La Importancia de Llorar

La Importancia de Llorar

  • Descubre el poder sanador del llanto y su impacto en el bienestar emocional.
La importancia de validar nuestras emociones

Todos hemos llorado alguna vez en la vida. Hay personas que lo hacen todo el tiempo y por cualquier cosa, y otras a las que se les hace más difícil, ya sea por los prejuicios sociales o por experiencias pasadas. Sin embargo, es una herramienta natural y saludable para liberar emociones que estamos sintiendo en nuestro interior. Es una manera de expresar emociones acumuladas como: tristeza, alegría, frustración.

Llorar nos da la oportunidad de procesar y dejar ir nuestras emociones generando una sensación de calma. También, puede ayudar a reducir el estrés, ser más empáticos y auténticos. Sin embargo, no hacerlo puede traer consecuencias negativas en nuestro día a día. Es muy importante dejarnos sentir. 

¿Qué pasa con nuestro cuerpo cuando lloramos y cuando no lo hacemos?

Conversamos con Daniela Uría, directora ejecutiva y psicoterapeuta en Abramos la mente: podcast y psicoterapia, sobre la importancia del llanto y la regulación emociona. Daniela nos explicó del porqué deberíamos estar en contacto con nuestras emociones.  

Cuando lloramos, desencadenamos la liberación de hormonas y neurotransmisores que impactan directamente nuestro bienestar. Entre estos, se encuentran las endorfinas, un neurotransmisor que funciona como un analgésico natural y puede generar una sensación de alivio y bienestar. Este neurotransmisor se libera en respuesta al estrés y al dolor, tanto físico como emocional.

Es por esta liberación de endorfinas que a menudo nos sentimos calmados después de llorar. El neurotransmisor reduce el sufrimiento, haciendo que el dolor sea más llevadero. En efecto, nuestro cerebro interpreta la necesidad de amortiguar el dolor y actúa en consecuencia. Por tanto, desde una perspectiva fisiológica, llorar puede ser beneficioso. Tu cerebro no sufrirá tanto si permites liberar tus emociones a través del llanto.

Por otro lado, si es que se llora con otra persona, se libera oxitocina que puede promover la sensación de apoyo emocional y consuelo. Puede hacer que te conectes a un nivel más profundo con la persona con quien estás compartiendo ese momento. 

El Costo de Guardar los Sentimientos

Al reprimir el acto natural de llorar y mantener los sentimientos en nuestro interior, nos exponemos a importantes repercusiones tanto físicas como psicológicas. Las emociones se van a ir acumulando y pueden volverse más intensas con el tiempo; lo que puede llevar a que los niveles de estrés en tu cuerpo aumenten. De esta manera, será muy difícil que regules tus emociones y terminarás manifestando todos los sentimientos que guardas dentro. 

Los síntomas de las emociones no procesadas pueden manifestarse de diversas maneras, como tensiones musculares o problemas digestivos, entre los que se incluyen enfermedades comunes como la gastritis, el colon irritable y trastornos de la alimentación.

También pueden surgir trastornos del sueño como el insomnio o los terrores nocturnos. Algunas personas pueden experimentar problemas dermatológicos como alergias y acné, e incluso enfermedades cardíacas que afectan la presión arterial. Es importante recordar que no todas las personas presentamos los mismos síntomas. Sin embargo, tu cuerpo buscará alguna forma de procesar y liberar esas emociones reprimidas.

La importancia de validar nuestras emociones

El Costo de Guardar los Sentimientos

En la sociedad en que vivimos, llorar se ve reflejado como una debilidad, pero no lo es. Por ejemplo, yo soy una persona que llora fácilmente. Uno de los momentos en que salen las lágrimas, es cuando estoy frustrada y enojada. Sin embargo, eso no significa que sea débil, sino que así es como expreso mis emociones.

Es verdad que no es ideal, pero es un reflejo de lo que estoy sintiendo. Un día fui donde un jefe que tenía, para quejarme de que no me había pagado. De las iras, se me fueron un par de lágrimas y él me abrazó. Eso hizo que me enoje inclusive más, porque no era por debilidad, sino un reflejo de mi enojo. 

Llorar no es de débiles, es de personas fuertes y es una reacción natural que no debería ser criticada. Antes, en especial los hombres, no lloraban porque era algo que “solo hacían las niñitas”. Es por esto, que muchos de ellos se han resguardado en una máscara de rudeza, cuando probablemente por dentro están rotos. No se han dejado sentir. 

El camino hacia la validación emocional

Afortunadamente, en los últimos años se ha reducido en cierta medida ese estigma. Actualmente, aunque no por completo, se considera emocionalmente responsable a una persona que está en sintonía con sus sentimientos. Daniela menciona que, comparado con años atrás, hoy en día hay cada vez más hombres que asisten a terapia. Eso solo refleja que se está dando más paso a la vulnerabilidad.

No obstante, hay todavía un largo camino por recorrer para que la gente sienta que está bien expresar sus emociones de esta u otras maneras. Daniela menciona que lo más importante que podemos hacer por las otras personas es validar sus sentimientos. Hacerles ver que está bien, que sientan lo que sea que estén sintiendo; que es válido, que se sientan mal y que lloren. Nos cuenta que ha tenido pacientes que pretendían ser muy duros, pero el momento que ella los validó y los hizo percibir que lo que sentían no estaba mal, se echaron a llorar. 

Daniela Uría

“Si la sociedad validara más a las personas, todo sería diferente”

Lo vemos, por ejemplo, en las escuelas. Niños que han sufrido muchísimo, pero que han crecido en hogares tóxicos donde no se les es permitido llorar. Han aprendido que tienen que mostrarse fuertes y rudos. Por lo que, muchas veces, canalizan sus emociones pisando a otros niños que parecen ser más débiles que ellos. Sin embargo, si es que su entorno validara sus emociones, este niño no tendría que desfogar su ira o tristeza haciendo daño a otras personas.

Por otro lado, hay personas que pueden pretender que están muy bien, sonríen todo el tiempo y se ríen a menudo. Sin embargo, en su soledad se sienten desamparados, tristes y no tienen consuelo. Al validarlos, es probable que se permitan sentir todo lo que tienen dentro y finalmente sean ellos mismos. Es importante ser fieles a nuestras emociones y a nosotros mismos. Si no escondemos lo que sentimos podemos evitar consecuencias peores en el futuro. 

¿Cómo liberar nuestras emociones?

Llorar es uno de los métodos más eficientes para liberar las emociones. Sin embargo, no es fácil para todos. Por eso, Daniela nos da ciertos pasos para poder estar en contacto con nuestros sentimientos y liberar nuestras emociones: 

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Daniela Calleja BIVA
  1. Acepta tus emociones: Hay que entender que las emociones no se pueden controlar, sino que tienes que entender que las estás sintiendo y reconocerlas como reales.
  2. Nombrar las emociones: Ten bien claro cuál es la emoción que estás sintiendo. Por eso, en varios procesos de terapia te preguntan “¿Cómo llegas hoy?”, para entender dónde te encuentras. 
  3. Busca estar en el momento presente: Cuando uno vive en el presente, deja de preocuparse por la incertidumbre del futuro o por los recuerdos del pasado. Así te das cuenta de que los problemas y lo que está pasando en ese momento no es tan catastrófico como tu cerebro te hace creer.

Buscar un método de liberación emocional

Buscar un método de liberación emocional

Si es que lo tuyo no es llorar, puedes intentar alguna de estas opciones: 

Pintar o dibujar (arte terapia): La creatividad y el arte pueden facilitar la expresión y la curación emocional. Pinta, dibuja, esculpe, usa la forma de arte que más te guste y trata de botar todos tus sentimientos en la creación de la pieza que estés haciendo. No importa si eres un gran artista o no, solo importa que te conectes con tus emociones en el proceso. 

Escribe: Este es uno de los métodos que más me gusta. Escribe todo lo que quieras, explora lo que estás sintiendo y pensando; y busca ponerlo en palabras en el papel. De esta manera, vas a entender mucho mejor todo lo que está pasando por tu cabeza y probablemente va a evocar tus emociones. 

Ejercicio: Daniela menciona que este es uno de los métodos más poderosos. El yoga sirve mucho para conectar con los lugares de tu cuerpo en que se alojan las emociones, quien sabe y con un movimiento específico encuentras cómo llorar. También, los ejercicios de contacto –como el box– pueden ser un camino para el desahogo, en especial porque tienes que enfrentarte a otra persona (o un punching bag al que le das características de una persona).

Respiración: Cuando te concentras en la respiración, tu mente se autorregula sin mayor esfuerzo. Daniela nos da una técnica llamada “4-6-7”, que consiste en inhalar 4 segundos, retener 6 segundos y exhalar en 7 segundos. 

Terapia somática: Esta se centra en la conexión entre el cuerpo y la mente para abordar temas emocionales y psicológicos. En esta, el terapeuta trabaja con la persona para explorar e identificar cómo se sienten las emociones en el cuerpo. De esta manera ayuda a liberar tensiones, autorregular las emociones, la resiliencia y regular el sistema nervioso –Para esto, debes buscar un profesional de la salud mental que te guíe en el proceso–.

Valentía en la Vulnerabilidad

Valentía en la Vulnerabilidad

Aprender a autorregularse es muy importante. Llorar es una forma muy eficiente de hacerlo, pero si es que no lo logras, debes buscar otra manera. Cada persona es un universo completamente distinto y los estudios sobre salud mental están en evolución, por lo que no hay una solución estándar para todo el mundo. Sin embargo, hay que ser conscientes de que regular nuestras emociones, y sobre todo expresarlas, es crucial para ir por el camino del bienestar tanto mental como físico. 

Acuérdate de que no estás solo. Busca espacios de ayuda, referentes positivos en redes sociales y deshazte de lo que no te deja avanzar a tu bienestar emocional. Ve a terapia, no es para locos, es para personas valientes que quieren trabajar por ellos mismos. 

Y, si es que tienes ganas de llorar y quieres un pretexto para hacerlo, ve películas que remuevan todas tus fibras internas. ¡No hay cosa más deliciosa que llorar con una película!